miércoles, 10 de octubre de 2007
La Conquista de Nuevo Orleans, hasta el jueves
El martes, tuvimos clases normales y cruda, después de celebrar la derrota de los santos.
Por la noche nos dedicamos a trabajar en el proyecto. Ese día de plano no tomamos, porque todavía traíamos suficiente alcohol en el cuerpo como para el resto de la semana.
El miércoles, fue libre, pero estuvimos todo el día en la escuela trabajando en el proyecto, y en la noche también. Pero hicimos pausa para ir a cenar con Leos, a un restaurante japonés muy chic y muy rico.
El jueves fue la presentación a las dos, no teníamos clase por la mañana, pero llegamos tempranito para poder terminar el proyecto, que acabamos como a las 3. Hicimos las presentaciones, todas muy buenas, según yo. Y por fin terminamos las clases.
Por la noche, volvimos a recorrer bourbon street, porque al parecer nos habían faltado lugares para visitar. Según José, nuestro guía guatemalteco (o algo así) nos habíamos saltado 2 lugares que era indispensable que conociéramos si estábamos en N.O. El primero, no se como se llamaba, pero vendían unas granadas bastante dulces, yo pasé, porque como buen cervecero que soy no me gusta andar mezclando licores, porque luego me emborrachan mucho. Antes de pasar al segundo sitio, a la banda le dio hambre y decidieron que un lugar perfecto para cenar seria un restaurante de comida mexicana (?????). Como yo no tenia hambre a esas horas, y menos de tacos gabachos, me lance al bar de la esquina a chutarme dos cervezas mientras oía blues. Después fue turno del Pat'Obrian y sus famosos Hurricanes. Después que la tropa se zumbó como dos garrafones de Hurricanes, siguió la fiesta en la calle. Y ahí empezó el desmadre. Unos llegaban, otros se iban, todo mundo esperaba a que estuviera todo el mundo, yo seguía tomando cervezas, parado en medio de la calle, y con ganas de entrar a un bar a oír música. Y no llegaban todos. Hasta que por fin llegaron todos con su indumentaria para pasar desapercibidos por todos. Y comienza nuevamente el desfile por todos los bares de la localidad. Y como siempre la tropa se iba perdiendo durante el recorrido, empezamos como 15 y a las doce ya eramos 10. Hasta que entendí como se perdían. A esas horas me dio hambre y me paré a comprar un gordog, con chili. Y estaba yo muy quitado de la pena, comiendo con todo el porte del mundo, cuando medio gordog se le ocurre voltearse y abrazar mi camisa. Ahí fue cuando decidí terminar la fiesta. Cuando quise ubicar a la banda para despedirme, ya no estaban. Todavía me costo 2 cervezas buscarlos sin resultado alguno, hasta que me rendí, compre otra cerveza para el camino y me fui a dormir.
Y el viernes, llegamos a las once a la escuela, nos tomamos la foto oficial toda la tropa loca, y como miles de fotos después que no fueron oficiales pero que todo mundo quería una. Después pasamos al comedor, que esa ocasión lo arreglaron por ser la entrega del diploma, nada mas pusieron manteles a las mesas y en lugar de platos y cubiertos desechables nos dieron de de veras, todo lo demás fue igual. Después de comer, los maestros se aventaron un choro final por haber terminado las clases y nos entregaron un diploma de Tulane. Todo mundo pasó y se tomó la foto con los maestros, y con el resto de la tropa loca. Y por fin habíamos concluido las clases y la escuela. Finalmente, ya podiamos tomar sin ninguna preocupación.
Ahi van unas fotos de mis compañeros....
http://www.flickr.com/photos/20381992@N05/
La Conquista de Nuevo Orleans, los dias siguientes
En fin, al día siguiente fuimos muy temprano a la escuela, 7:45 ya estaba el chencho esperando por nosotros. Llegamos a la escuela, que es idéntica a la Unacar, y nos recibió Mauricio, que es como el encargado de los programas internacionales. Nos enseño el edificio de la escuela de negocios y el salón donde tomamos las últimas dos clases.
Tuvimos clases lunes y martes de 8:00 a 17:45, y ahí mismo comíamos de 12:00 a 13:00. Voy a hacer una pausa para comentar que el horario gringo me provocó un desmadre, desayunaba temprano en el hotel, café y bagels con queso, luego a las doce, que no tenia hambre, comía y me sentía como vaca preñada, luego no me daba hambre como hasta las 23:00 pero como a esa hora ya andaba en el desmadre, terminaba comiendo pizza en cualquier bar. Bueno la cafetería y la comida estuvo muy buena, y nos trataron bastante bien.
Ya el lunes, saliendo de la escuela, llegamos corriendo al hotel a agarrar nuestras chivas para ir al partido de los Santos. El chofer que nos llevaba a la escuela, tuvo la amabilidad, no de llevarnos hasta el estadio, porque era imposible acercarse en auto, pero si de darnos un arrimada (sin albur) lo mas cerca posible (como a diez cuadras del estadio!!). Ya a pata, traíamos a 4 miembros de la tropa loca, con la finalidad de conseguir boletos de reventa, porque a la mera hora se animaron a ir. Cabe mencionar que consiguieron boletos de 30 dolarucos a nivel de cancha (mendigas!), cuando uno pagó cantidades estratosféricas para estar sentado en el techo.
Entramos al estadio, con el penacho puesto, batallamos para dar con la fila que nos tocaba. Por fin llegamos, nos acomodamos. El estadio estaba totalmente hasta el queque. Según me explicaron los que saben, los santos juegan 8 partidos, 4 de los cuales son el casa y los otros 4 de visitantes, este era el segundo juego en casa, por lo tanto toda la gabachada iba al partido. Antes de que iniciara nos empezamos a entonar con unas cheves. Muy agusto el ambiente, la tropa saco su parafernalia para pasar desapercibidos. Comienza el primer cuarto, y las cervezas siguen corriendo, hay gritos, aplausos, mentadas, de todo un poco. Termina el primer cuarto, mas cheves. Comienza el segundo cuarto, mas cheve, gritos, aplausos, pero las mentadas iban in crescendo, porque los santos son muy malitos. Se acaba el segundo cuarto. Resulta que mi amigo Leos vive en Nuevo Orleans y quedamos de vernos en el medio tiempo para saludarnos. Salimos en nuestra búsqueda y nos encontramos. Después de los merecidos abrazos y arrimones, me propone ir a buscar un lugar para fumar. Pregunta y le informan que en el piso superior se puede. Subimos, saliendo del elevador prendemos el cigarro, y en ese preciso instante aparecen dos pinches chotas. Nos pepenan y nos dicen que los acompañemos. Porque, en ese instante me enteré, que el estadio es un domo, todo cerrado, y no se puede fumar en ningún lado, aunque todos fuman. Me lleva la chingada!. Ahí vamos para abajo. Ya ni reclamar era bueno en ese momento.
A patín nos aventamos todo el estadio, que era como bajar del kilimanjaro. Llegamos al "bote", nos piden nuestros datos. Leos estaba apenado conmigo, por haber caído en el "bote" y preocupado porque le acababan de dar su residencia. Me habla un chota oscuro, y bastante lelo:
- What is your name?
- Is in my passport- Le contesto
-Yes but, what is your first name? - me dice el tintorreto con cara de no seas pendejo. En ese punto, mi brillante cerebro se ilumina.
- José- Le contesto- And my last name, Rivera.
- Ok, and what means Ene(en la fecha de nacimiento)?- Me vuelve a interrogar el chota.
- April- Le contesto tratando de no soltar una carcajada.
Después de eso, se levanta el chota, y literalmente nos da una patada en el trasero y nos saca del estadio. Ya afuera, me comunico con la tropa para que bajen mi boleto y pueda entrar nuevamente. Pero las comunicaciones por celular son malísimas. Después de un rato, bajan 3 miembros de la tropa, algo molestos, todavía sigo sin saber porqué. Y la molestia creció un poco mas, porque, el partido era tan malo, que toda la banda se estaba llendo, por lo tanto no podíamos utilizar las escaleras eléctricas, y nos la aventamos a patín. Que como decía, era como subir el kilimajaro. Ya en el nivel de nuestros asientos aviso "voy a hacer pipí, aguántenme aquí". Voy. Regreso. Nadie. Me lleva la chingada otra vez. Y pos me lanzo a buscarlos a la fila donde estábamos, que era como en la ultima loma de montaña. Nadie. Pos voy pa'bajo. Ahí me lanzo entre el mar de gringos que van de salida. Llego. Nadie. Y ora?. Otra vez mi brillante cerebro. Toda la banda de nuevo orleans salió cabizbaja y sin hacer ruido. Conociendo a la tropa loca, tienen que estar haciendo desmadre, solo es cuestión de buscar ruido. Y ahí estaban echando desmadre. Por fin.
Resulta pues, que sale tanta banda, que no hay taxis ni nada parecido para retornar al hotel. Pos camínele papá. Chíngale. Mis patas me pedían esquina y los chamorros se me estaban acalambrando después de escalar 2 veces el kilimanjaro y todavía había que caminar como de Monclova a Castaños. Pos ni pedo. Llegamos a bourbon street. 1,2,3 por mi y por todos mis amigos. A recuperar el alcohol que sudamos!!!.
Lo mas bonito de la historia fue, que mientras me llevaban al fresco, pude ver a las porristas de cerquitas (ujú!!) y los lockers de los titanes y los santos, cosa que nadie de la tropa lo pudo hacer. Solo espero que mi próximo juego de la NFL lo pueda terminar de ver completo.
martes, 9 de octubre de 2007
La Conquista de Nuevo Orleans, Día 1 Parte 2
Prácticamente en la primer noche conocimos todos los bares, y le dimos como 20 vueltas a la calle, todo amenizado por las mas extrañas bebidas alcohólicas.
Lo mas divertido de todo fue, que para pasar desapercibidos por los gringos, algunos miembros de la tropa compraron unas pelucas y disfraces muy discretos. Aunado a eso, cada vez que parábamos en un lugar de venta de bebidas, nos ponían salsa, y la tropa comenzaba a bailar. Y era de lo mas divertido porque llegaba banda de todos colores, edades y nacionalidades a vernos bailar o de plano a unirse al desenfreno.
Otra actividad característica, no solo de la primer noche, era que todos comienzan la fiesta muy acicalados y peinaditos, pero conforme pasa la noche y corre al alcohol, todo mundo empieza a perder el glamour. Se comienzan a desfajar, a desabrocharse la camisa, están todos sudados, la cara se les descompone, los ojos se les cierran, todo el glamour se va.
De los bares puedo comentar que hay unos muy buenos de blues, jazz, funk, rock, música local (como de los dukes de hazzard) country y pop.
Una de las cualidades de la tropa, que a mi a veces no me gustaba, era la habilidad para estar solamente dos canciones en cada bar y salir echos madre a seguir con el relajo en la calle, pero bueno, tienen alma intrépida y prefieren conquistar avenidas.
Otra característica de la tropa era que, podíamos empezar 15 la conquista, pero conforme pasaba la noche y entrabamos y salíamos de los bares, se iba perdiendo banda, la primer noche de 20 terminanos 6, nunca supimos donde fueron quedando los demás.